Sinopsis: Cuando somos pequeños, las emociones de nuestras experiencias son las que más nos impactan, y crecen con nosotros. Un niño puede no recordar los detalles de una pesadilla, pero la sensación de terror que genera el sueño puede durar toda su vida. Así es como la autora recuerda el día en que fue vendida como esclava. El sentimiento de abandono es tan real hoy como cuando ocurrió, cuando ella tenía tan solo ocho años.
De un día para el otro, le robaron su niñez, su vida, su libertad y su dignidad. Y nunca dejó de preguntarse por qué.
Esta es una historia real, narrada directamente por una víctima de la esclavitud en pleno siglo XXI.
Un testimonio fuerte que nos obliga a no mirar hacia el costado, a estar atentos y a luchar para que estas historias, que parecen de novela, no sucedan en la vida real, a nadie, nunca más.
Opinión: Sencillamente adoré mucho este libro. Debo decir que el argumento es muy duro. Fue difícil de leer, no porque tenga una estructura compleja, sino por la historia: una niña de ocho años vendida para trabajar 18 horas por día, los 7 días de la semana. Me resulta muy indignante, sobre todo porque fueron sus padres quienes entregan a Shyima a este trabajo.
La manera en que está narrado hace que el libro sea de lectura ágil. Pero al mismo estado permite que transites por todo tipo de emociones: desde frustración y bronca por lo que le sucedió en su cautiverio, alegría por su rescate y esperanza por su futuro.
Shyima Hall me agrada mucho. Es una persona fuerte y decidida a seguir adelante, dispuesta a que de toda su horrible experiencia en cautiverio sirva para hacer el bien a otras personas, y ayudar a rescatar a más esclavos. Admiro mucho la valentía de esta mujer.
Y me encanta los mensajes que deja la historia de ella: a no rendirse jamás y ser valientes en todo momento, a involucrarte si ves algo raro porque sin necesidad de hacer grandes cosas se puede ser un héroe: basta con un simple llamado a las personas adecuadas. También es importante aprender a valorar simples hechos que tal vez damos por sentado en nuestra vida cotidiana: como recibir educación, comida todos los días, tratamiento médico, ropa o una ducha de agua caliente. Esas cosas que todos deberían recibir, pero que al ser esclavos como Shyima no es posible experimentar.
"La educación abre puertas a las oportunidades. No importa cuál sea tu sueño, será más fácil alcanzarlo si tienes las bases del conocimiento. Siempre he considerado la escuela como una oportunidad para hacer de mí una mejor persona, y nunca he entendido por qué otros no lo ven así." Es una de las tantas frases que me gustaron del libro, y me hacen reflexionar y valorar muchas cosas de mi vida.
Tal vez las últimas páginas resulten un poco repetitivas, pero siento que también es importante esa repetición para generar conciencia sobre los hechos delictivos de este tipo.
Algo que hubiese deseado es que la autora cuente más detalles sobre su vida cautiva. Quería que cuente más sobre sus experiencias con sus captores, y que ayude a entender mejor las razones de su odio hacia ellos, ya que los episodios narrados son pocos.
Es un libro que recomiendo mucho, del cual se puede aprender y tomar conciencia sobre la esclavitud, porque lamentablemente hay miles de esclavos en todo el mundo viviendo en condiciones muy inadecuadas. Es una historia de supervivencia y esperanza.
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