Sinopsis: Esta es la historia de tres generaciones. Los primeros miembros de la familia Cleary se instalan en una casa de campo en la lejana Australia, donde los triunfos y desgracias se entremezclan con el asombro ante la dureza de una tierra azotada alternativamente por la sequia, el fuego y las inundaciones. También es la historia de Meggie, que ama a un hombre con el que jamás podrá unirse, y la de Ralph, apuesto sacerdote, cuya ambición lo lleva desde una humilde parroquia australiana a los altos círculos del Vaticano, sabiendo que lo único que no podrá dominar será la pasión profunda y prohibida que siente por Meggie.
Opinión: Este libro llegó a mis manos por ser muy conocido, y recomendado por mi familia, y mi ejemplar pertenecía a la rama familiar de mi padre. Debo decir que es un libro que he disfrutado mucho al leerlo.
La novela transcurre entre 1913 y 1969, y cuenta la historia de los Cleary, centrándose en la relación de Meggie y Ralph como hilo conductor de la novela. La historia es excepcional, con una ambientación maravillosa. El desarrollo y el final de este libro me parecieron fantásticos. Es una obra completa y bien desarrollada, que no me ha decepcionado en ningún momento.
Los personajes son intensos, diferentes y están muy bien caracterizados, incluso los secundarios. Si bien Meggie y Ralph son los principales, todos tienen una personalidad y una historia bien definida en la obra.
Con respecto a la prosa, la autora tiene una forma muy particular de narrar que hace que el lector no se aburra, manteniéndolo entretenido en cada página. Las descripciones son las adecuadas para que el lector no pierda el hilo de la historia y desee continuar la lectura.
“El pájaro canta hasta morir” es una historia bella muy de un amor prohibido, pero también llena de otros matices, tanto alegres como tristes. Considero esta obra muy recomendada, en particular para disfrutarla con paciencia. Es una obra merecedora de la repercusión que posee.
Les comparto el párrafo final, que me parece que es magnífico: “El pájaro con la espina en el pecho sigue una ley inmutable, algo desconocido lo impulsa a clavársela, y muere cantando. Cuando penetra la espina, no siente llegar la muerte; simplemente canta y canta hasta que no le queda vida para emitir otra nota. En cambio, nosotros, cuando nos clavamos la espina en el pecho, sabemos lo que hacemos. Lo comprendemos. Pero lo hacemos. Lo hacemos a pesar de todo”
Puntaje:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario